viernes, 7 de diciembre de 2012

Peroratas del mentidero

 -I-      De la sublimada necrofilia

¿Qué habrá pensado el espíritu de Isidoro de esta iniciativa? Quiero creer (por él y por esta añeja, sostenida devoción que le tengo) que no se habrá molestado; es incluso más que probable que le haya parecido grotesca y a la vez conmovedora. En cualquier caso es innegable que en su momento -es decir, en 2004, en el momento en que se formuló oficialmente- la iniciativa parecía arrancada de alguna de sus propias páginas. De tantos enigmas que han quedado en la historia de la literatura el de la vida de Isidoro Ducasse es, quizás, el más denso, impenetrable y perturbador. ¿Qué hizo este joven aparte de aparecer en algunos datos administrativos -certificado de nacimiento, ciertas constancias de distintas residencias, certificado de defunción-consignados en Uruguay y en Francia- enviar algunas cartas, enterarnos fortuitamente de su afición al piano y morir de una muerte tan enigmática como todo el resto a la inconcebible edad de 24 años? Sí, claro, escribió nada menos que Los Cantos de Maldoror. La comparación es tan obvia que se  impone por sí misma: otro Rimbaud. Sólo que menos conocido, nada conocido. Su desaparición, en la vida y en la muerte, es absoluta; cabe presumir que él lo habría deseado así. Maguer y con todo hay ciertos pasajes en esos Cantos...susceptibles de sugerir motivos que entonces importaban para fabricar semejante anonimato pero son meras suposiciones que nada sólido vendría eventualmente a  confirmar. Según la crónica ese personaje tan curioso (otra clase de curiosidad) y más que curioso estrafalario conocido como Shishaldin (¿tomó el nombre del volcán?) pidió a Jacques Chirac, a la sazón presidente de Francia, que autorizara su matrimonio -evidentemente post-mortem y en virtud de una facultad especial que había inaugurado de Gaulle- con Isidoro Ducasse, Conde de Lautréamont. No sé si esta petición se concedió ni en realidad hace al caso. Lo que sí hace al caso es el planteo inicial que, como todo lo relacionado con Lautréamont, quedará suspendido en un paréntesis de incertidumbre: muerto desde hace unos 130 años ya habrá visto tanto más de lo que ya había visto durante su corta vida (y que fue mucho, a juzgar por su obra). Tal vez por alguna dispensa o privilegio apenas despunta cada día se convierte en Maldoror (Enfermedad o Dolencia de la Aurora) y baja a besar discreto la frente dormida de esta alma gemela pero para nada anónima que tuvo el inspirado talento de servirse de él -es decir apenas de su nombre-(y tan luego de él que publicó una primera edición ¡de diez ejemplares! costeada por él mismo) como trampolín a una notoriedad equívoca en una sociedad infinitamente más sórdida que la que a él le tocó en suerte.

Conde de Lautréamont- Obras completas- (Los Cantos de Maldoror- Poesías- Cartas)- Ed. BOA, Buenos Aires, 1964. Se trata de la muy excelente traducción al español de Aldo Pellegrini, con un ensayo introductorio y notas.  Habría en justicia que "rescatar" a Pellegrini de un probable olvido como el notable y lúcido apasionado que fue de la poesía .

-II- Te Deum (*)

En 1545 en virtud de un edicto del Parlamento convalidado por Francisco I veinticuatro pueblos y ciudades de Provenza considerados heréticos son arrasados y sus habitantes asesinados. Por su parte la Sorbona envía a la hoguera a aquellos de sus miembros que se niegan a firmar los famosos "artículos de fe". En 1549  Enrique II (hijo y sucesor del anterior) establece en el Parlamento de París una Cámara Ardiente para juzgar los casos de herejía. En el edicto correspondiente se prevé una "purga" de los jueces y también la recompensa a los eventuales delatores que recibirán una tercera parte de los bienes confiscados. En 1562 el Duque de Guisa, jefe del partido católico, dirige la matanza en masa de hugonotes en Vassy. En 1572 provoca un sonado escándalo el casamiento, sin dispensa papal, de Marguerite de Valois, hermana de Carlos IX (hijo y segundo sucesor de Enrique II tras la muerte de Francisco II. Los últimos Valois terminan con Enrique III, hermano y sucesor a su vez de Carlos IX; todos ellos, así como Isabel de Valois -casada luego con Felipe II de España-/Cervantes le dedicó una bella elegía y de ella queda, entre otros, el extraordinario retrato del extraordinario Sánchez Coello/  son hijos de Enrique II y de Catalina de Médicis) con el Borbón protestante Enrique de Navarra (futuro Enrique IV de Francia). El clima en París se hace cada vez más enrarecido, sobre todo después del atentado del 22 de agosto contra Coligny (uno de los jefes más prestigiosos del partido hugonote). A pesar de que se habían hecho promesas y pactos solemnes de tolerancia religiosa y de que el mismo Coligny era un eminente consejero del rey Catalina de Médicis (al menos eso quiere la historia oficial de Francia) acaba convenciendo a su hijo Carlos IX de que es necesario asestar un golpe decisivo; así, en la noche del 24 de agosto se desencadena la masacre de San Bartolomé: obedeciendo a la señal -toque a rebato- de St. Germain-l'Auxerrois se asesina en un ambiente de entusiasmo popular a los desprevenidos y confiados hugonotes (entre 3.000 y 4.000 según las estimaciones) de la capital y luego se procede del mismo modo en el interior del país. Al llegar a Roma la noticia de estos crímenes alevosos el papa Gregorio XIII manda cantar un Tédeum.

(*)- Tédeum: Himno de alabanza y de acción de gracias de la Iglesia católica que empieza con las palabras: Te deum laudamus. ( Larousse)-
 Francis Jeanson -Montaigne par lui-même- Ed. du Seuil, France, 1959.


-III- El verdadero parque Jurásico


Decía Oscar Wilde, entre tantas cosas ocurrentes y atinadas que dijo, que todo hombre a los cuarenta años tiene el rostro que se merece. Él lo sabía bien. Pero como tantas fórmulas generalizadoras ésta admitirá también sus excepciones. Y lo más importante aquí, sus extensiones. Porque así como un fabulista atribuye una personalidad humana (o varias) a un animal (o varios) así puedo decidir aplicar la sentencia de Wilde a una institución, en este caso el FMI (sí, es evidente que institución es un término que todavía puede revestir un mínimo de dignidad y por ende resulta poco conveniente en la ocurrencia pero también es evidente que algún nombre hay que darle a esta...entidad). Y ese rostro al que ha llegado el FMI después de tantos años de infatigable y encomiable desempeño no es en verdad, como suele ocurrir en la mayoría de los casos, muy halagüeño. No, nada halagüeño. Porque tras pasar por la turbulenta y sórdida etapa (después de todo tan sólo una más) del episodio de Dominique Strauss-Kahn (y no se la califica por el asunto de la supuesta agresión sexual sino por lo que verdaderamente significó y a quiénes favoreció) la meritoria entidad encontró un sucesor mucho más digno y sobre todo confiable y que de paso le sirvió para darse aires de ir con los tiempos porque se trató (se trata) de una sucesora: Christine Lagarde. Y para no desviarme demasiado dejo al cuidado de cada quien asomarse a cualquier sitio que contenga imágenes de la susodicha y podrá corroborarse sin dificultad cómo la nueva cara del FMI refleja y más que eso denuncia (a su pesar sin duda) la fealdad grotesca del alma de la entidad. Sí, porque aunque parezca imposible tiene un alma. Y sensible, además. Y vaya como prueba irrefutable del precedente aserto la salida sentimental (es cierto que cabría asimismo la posibilidad de que se haya tratado de un proceso osmótico: entidad-efigie/mascarón representativos) de la buena Christine cuando se enteró, como nos enteramos todos, de que un jubilado griego se había auto inmolado en Atenas por no poder ya vivir gracias a las políticas de ajuste (se emplea este pudoroso eufemismo -y tanto se lo emplea que ya se lo acepta sin más cuestiones como ocurre con tantísimos otros abusos lingüísticos timadores- para designar el saqueo, la depredación y el latrocinio: está muy cerca de ajusticiar) preconizadas e infligidas precisamente por el FMI; la buena Christine, decía, con una lágrima como un cairel de lacre colgando de su pupila  financiera y que recordaba extrañamente a esos ojos escleróticos de los saurios (con los que tiene más de un parecido para seguir en el ámbito encantado de la fábula) declaró estar profundamente conmovida por tan trágico asunto. Pero dejando de lado estas comprensibles manifestaciones de su sensibilidad femenina conviene echar un rápido vistazo a las demás prendas (no es que quiera asestar un golpe bajo subliminal con una palabra intencionada que se asocia de inmediato con aquello que se da en prenda) personales que le valieron tan significativa promoción en ese prístino y mágico ámbito en el que se mueve como pez (o saurio) en el agua. Primera mujer en dirigir el FMI (directora gerente) sus estudios versaron, como es lógico, en economía. Procedente de un hogar en el que la influencia del inglés fue decisiva -su padre era profesor de ese idioma- muy pronto la despabilada Christine debe haber comprendido que en un mundo dominado por los machos -y de éstos los peores- sólo hay dos caminos para progresar: o ser muy bella (lo que a todas luces no era su caso) o volverse a su vez una suerte de macho alfa, que es lo que hizo siguiendo muy aplicadamente el ejemplo de las Margaret Thatcher y demás ralea de similar pelaje mutante. También parece haber comprendido muy rápido por dónde soplaba el viento del oportunismo y de qué lado estaban los saurios gananciosos (T-Rex) y ni lerda ni perezosa dirigió sus desgarbados pasos hacia la meca: los USA donde, por supuesto, llegó a ser socia de un bufete internacional con sede en Chicago. Siempre con esa misma tan feliz y flexible disposición abandonó a continuación ese puesto para ocupar diversos cargos ministeriales durante la presidencia de Nicolas Sarkozy (este dato por sí solo supondría ya la culminación de cualquier carrera en el parque jurásico). Por descontado que no todo fueron rosas en este edificante itinerario; siendo ministra de Economía se la investigó por el notorio caso de Bernard Tapie (personaje singular con un frondoso y añejo prontuario judicial); claro está que hasta ahora, como sucede en tantas otras partes del mundo con las personalidades expectables nada se ha podido concluir al respecto. Si se tiene el temple que requiere la lectura de Paris-Match se verá en la edición del 26 de julio de 2010 una emotiva nota sobre la vida doméstica de esta triunfante secreción del sistema; divorciada (y aquí hay que tributar un asombrado homenaje a sus parejas masculinas por el solo hecho de haber sido o seguir siendo eso: sus parejas), con dos hijos, mantenía o mantiene   una relación con un empresario marsellés de origen corso. Lejos de insinuar nada ni remotamente peyorativo o que induzca a alentar la más leve sospecha cabe sin embargo señalar que en Francia la asociación Córcega-Marsella tiene de vieja data una connotación muy especial (salvo en el caso del engendro Napoleón, máximo héroe nacional). Una última  acotación: el apellido Lagarde (que no es el suyo original) suena en francés con melodiosos ecos, esos sí subliminales: la garde se refiere, como es obvio, a la guardia pero en ese contexto conlleva por reflejo varias acepciones, todas con la misma carga semántica y que van desde el Garde des Sceaux (literalmente Guardián o Custodio de los Sellos: ministro de justicia) hasta la Garde Républicaine (republicana) lo que sugiere seguridad, tradición, derecha, derecha, más derecha, un toque militarista del mejor tono y sobre todo Orden y cada cual en su sitio. En una palabra el credo -ya genético- de alguien que puede ser ministro de Sarkozy, después dirigir el FMI y por qué no (viendo sus dientes) presidenta de Francia un día no tan lejano como fuera muy de desear.

NB: ni todas las mujeres que se han destacado en la vida pública internacional son como ésta y sus pares; basta y sobra con compararlas (para seguir en Francia) con alguien de la talla intelectual y el curriculum vitae de Simone Veil, sobreviviente de Auschwitz, ministra de salud (en diversos gobiernos) y Presidenta del Parlamento Europeo para reseñar lo mínimo.











                                                                                                                                                                 

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